14 de marzo de 2016

Viaje a Milán

MILÁN





Por primera vez Manzanuca ha ido a Milán para enseñaros esta maravillosa ciudad, decidimos hacer una escapada de dos noches y nos embarcamos en una nueva aventura en lo que respecta al alojamiento, nos lanzamos a alquilar un apartamento con Wimdu.
Nuestro avión salía a las 6 y media de la mañana así que a las 8 ya estábamos en Bérgamo, Fuimos con Ryanair y el aeropuerto se encontraba en Bérgamo por lo tanto estábamos a una hora del centro de Milán, cogimos un autobús que nos llevaba hasta allí cuya entrada la compramos en el aeropuerto y te entra el viaje de Bérgamo-Milán y el de Milán-Bérgamo para la vuelta con diferentes horarios de salida.
Llegamos a Milán sobre las 10 y en la estación de trenes compramos un bono de 48 horas que vale 8 euros y puedes coger todo el transporte de Milán (Autobús, tranvía y metro), se supone que son 48 horas pero nosotros tuvimos para viajar los tres días, íbamos probando a ver si todavía funcionaba y sí que lo hacía así que realmente son 8 euros 72 horas (48 seguro) y puedes coger todo el transporte que quieras.

Después de eso teníamos que coger el metro en la línea amarilla, una cosa genial que tiene Milán es que está súper bien comunicada y por tan sólo tres líneas (verde, amarilla y roja (hay una gris que está en construcción). Nosotros nos bajábamos en la parada de Maciachini y ahí cogíamos el tranvía en dirección Niguarda, es ahí donde se encontraba nuestro apartamento.
A la llegada el casero no había llegado todavía así que fuimos a tomar un café a una cafetería llamada Café del Rosso, la cual tenía un bono de 10 capuccinos por 11 euros, lo compramos y desayunábamos y merendábamos ahí todos los días.
Mientras desayunábamos llegó Alex nuestro casero y nos fuimos hacia el apartamento que estaba al girar la esquina, era muy cuco y bien decorado y Alex nos había dejado desayuno y algunas cosas en la nevera y lo básico como aceite, sal, azúcar y colacao.
Nos llevó en su coche a la parte donde se iba a celebrar la expo de Milán y ya nos dejó para que visitásemos esa hermosa ciudad. Fue muy gracioso porque luego no sabíamos volver pero al final preguntando a la gente (muy amables todos por cierto) llegamos a la parada de metro Duomo, efectivamente a la salida de ésta se encuentra el Duomo, sólo una palabra, IMPRESIONANTE, nuestra expresión al salir fue un waaaaauuuuuuuuuuu, preciosa.
De ahí fuimos a ver las Galerías Vittorio-emmanuele, yo tenía en mi mente que tenía que chafar al animal del suelo sus partes (obviamente era un dibujo), ya que había leído en internet que daba suerte pero cuando lo vi pues parecía una hembra, me fui un poco confundida pero lo pisé un poco y me fui. Misión Cumplida.
En dichas Galerías se albergan las más exclusivas marcas de moda y para bolsillos también exclusivos además de restaurantes y un Mc Donald’s.
Después de verlo decidimos irnos a casa a descansar ya que ese día nos habíamos levantado a las 4 de la mañana para coger el vuelo.
Antes de llegar a casa pasamos por un supermercado cercano a casa que no era caro aunque el más económico en Milán es el Lidl (lo conseguimos ver el último día y eso que estaba delante de nuestras narices….suele pasar..)
Compramos y nos fuimos hacia nuestro cuco apartamento, ese día recuerdo que llegamos a las 5 a casa así que descansamos y vimos una película.
Al día siguiente teníamos pensado ir al Lago de Como, así que nos fuimos con un tren que cogimos en la Estación de trenes de Puerta Garibaldi, compras el ticket ida y vuelta y tarda unos 45 minutos aproximadamente en llegar a Como.
Hay un barco que te da una vuelta cuando llegas por un determinado precio pero no nos paramos a hacerlo ya que yo quería ir a Brunate, un pueblecito en lo alto del Lago de Como, para llegar hasta él hay que coger un funicular que te sube y cuesta unos 5 euros ida y vuelta.
Es un pueblo precioso y las vistas son increíbles.


De nuevo en Como dimos una vuelta por el pueblo e hicimos unas fotos, me habría gustado ver la casa que tiene George Cloney pero sólo se puede acceder en barco.
Volvimos para la hora de comer y después descansamos ya que sobre las 7 de la tarde empieza la Happy hour de la zona del Navigli, a la cual se accede en metro siguiendo la línea verde de metro, y diréis y eso qué es, pues bien, esa zona está llena de bares que a partir de esa hora por 6 a 9 euros te entra un cocktel y el buffet libre que ponen, nosotros entramos a uno que la chica era española y nos lo explicó todo, debéis hacerlo y debéis pedir un Aperol Spritz, la bebida por excelencia de los aperitivi de Milán.
Después nos fuimos paseando hacia las columnas de San Lorenzo, al parecer zona frecuentada por jóvenes, o eso es lo que yo creía y por ello fuimos pero al llegar no estaba ni casper por allí y daba un poco de miedillo ajjajajajja.
Decidimos volver a casa y no os asustéis si veis que han cerrado las entradas al metro, siempre hay una abierta.
Al día siguiente fuimos a visitar el Castello Sforzesco, la entrada es gratuita a lo que es el patio y los jardines, de ahí nos fuimos a visitar el Cementerio, precioso, cada tumba era una obra de arte, eso sí, tienes que obviar que estás en un cementerio si eres un poco aprensivo a esas cosas ajjajajaja.
De ahí ya nos fuimos a comer por la zona del Duomo y después visitamos la pastelería Luini, otro de los top 10 de Milán, y comprar unos Panzerotti que son como unos bollitos rellenos de Mozzarella y diferentes cosas, los hay de prosciutto y mozarella y demás formas, nosotros al ir después de comer los cogimos dulces, la pasta de los dulces no es igual a la de los salados, es como una especie de empanadilla pero no es igual, cogimos uno de nutella con frutos secos y uno de crema con frutos rojos (in-cre-í-ble) probar este último, es una orden!
De ahí ya nos fuimos de vuelta a la zona de Niguarda ya que nuestros amigos de la cafetería Café del Rosso nos habían guardado las maletas ya que nuestra hora de salida del apartamento eran las 11 pero nuestro avión no salía hasta las 8 de la tarde.
Recogimos nuestras cosas y de vuelta al aeropuerto con el autobús que se coge en la plaza de puerta Garibaldi.
A la espera de la apertura de la puerta para el embarque nos comimos los panzerottis que habíamos comprado en Luini y ahí acabó nuestra experiencia en Milán que fue realmente espectacular.



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